ca.gov

CDFA Inspection Services Division


Guía para la fertilización del tomate

Financiamiento otorgado por:
FREP
 
 
 

Nitrógeno
(N)

 

Nutrición del Nitrógeno en Tomate

Síntomas de deficiencias

Plantas deficientes de nitrógeno crecen lentamente y tienen rendimientos de fruto reducidos. Las hojas son pequeñas y presentan un color claro verde-amarillento (clorosis). Los síntomas de deficiencia aparecen primero en las hojas más viejas, pero se mueven rápidamente hacia las hojas más nuevas (ver imagen). Los síntomas pueden ser corregidos rápidamente añadiendo fertilizantes que contengan nitrógeno mineral. Síntomas de deficiencia de nitrógeno en hojas jóvenes también pueden incluir venas purpuras [N18]. La coloración morada en plantas deficientes en nitrógeno es causada por el insuficiente consumo de P cuando la disponibilidad de N es limitada.

Imagenes


Leyenda de
                      la imagen Plantas hidropónicas de tomate crecidas en una solución con todos los nutrientes (izquierda) y en una solución deficiente en N (derecha; foto proporcionada por Jim Richards, UC Davis).

Hojas de
                      tomate deficientes en Nitrógeno
Hojas de tomate deficientes en Nitrógeno. (foto proporcionada por Jim Richards, UC Davis).


Exceso de nitrógeno

Exceso de nitrógeno resulta en plantas frondosas con follaje verde oscuro y maduración tardía. Estas plantas pueden ser más susceptibles a enfermedades y a ataques de insectos. Además, la calidad de la fruta puede verse afectada [N9].

Fosforo
(P2O5)

 

Nutrición del Fosforo en Tomate

Síntomas de deficiencias

El crecimiento de plantas deficientes de P es lento, lo cual resulta en plantas enanas. El crecimiento es aún más lento en condiciones de bajas temperaturas. Las hojas de las plantas deficientes en P se tornan verde oscuras y el tejido que se encuentra entre las nervaduras en la parte inferior de la hoja se torna morado. Tallos y peciolos también se pueden poner morados, mientras que las hojas viejas se ponen amarillas [P1, P22].

En condiciones de bajas temperaturas, la absorción de P es generalmente más lenta, lo cual puede resultar en síntomas de deficiencia a pesar de los adecuados niveles de P en los análisis de suelo [P15]. A pesar de que el pH del suelo óptimo para los tomates es entre 6.2 y 6.8, los tomates crecerán bien de todas formas en pH mayor o menores a este rango [P14]. Sin embargo, la disponibilidad de P es severamente reducida en suelos ácidos o alcalinos. En estas condiciones, las deficiencias de P son corregidas de mejor forma corrigiendo el pH, en vez de aplicar altas cantidades de fertilizantes fosforados.

Imagenes


Picture of
                      P deficient Tomato Plant Plantas hidropónicas de tomate crecidas en una solución con todos los nutrientes (izquierda) y en una solución deficiente en P (derecha; foto proporcionada por Jim Richards, UC Davis).

Picture of
                      P deficient Tomato leaf
Síntomas de deficiencia de P en hojas de tomate (foto proporcionada por Jim Richards, UC Davis).


Exceso de fosforo

El exceso de P puede interferir la absorción de hierro y zinc causando deficiencia de estos micronutrientes [P15]. Sin embargo, estrés nutricional en plantas de tomate fue observado solamente cuando los niveles de P de la hoja excedieron el 1% de la materia seca [P14].

Potasio
(K2O)

 

Nutrición del Potasio en Tomate

Síntomas de deficiencia

Cuando el K es deficiente, las puntas y los bordes de las hojas viejas se ponen amarillas (clorosis). Los síntomas progresan hacia el tejido de la hoja que está entre los haces vasculares. A medida que la deficiencia se hace más intensa el tejido clorótico se pone café y muere (necrosis) y las hojas tienden a encorvase y arrugarse [K23]. Hojas que presentan síntomas de deficiencia de K parecen quemadas en sus bordes. Debido a que el potasio es fácilmente traslocado de hojas viejas a hojas más jóvenes, estas últimas solo presentan síntomas bajo deficiencias severas. Las frutas de plantas deficientes en K presentan desordenes en el desarrollo del color, tales como hombros amarillos y tejido interior blanco. La fruta madura de manera irregular y parece manchada[K23]. Alta disponibilidad de magnesio (Mg) puede incrementar el riesgo de desórdenes en el color[K10]. Cuando el suelo está muy mojado, el consumo de K se reduce significativamente, lo cual puede llevar a un insuficiente suministro de K, a pesar de contar con un nivel adecuado de niveles de K intercambiable en el suelo. [K15].

Imagenes


Síntomas de
                      deficiencia de K en hojas de tomate Síntomas de deficiencia de K en hojas de tomate. (foto proporcionada por Eric Sideman).

Picture of
                      K deficient Tomatoes Hombro amarillo del tomate puede ser causado por deficiencia de potasio (foto proporcionada por Eric Sideman).


Exceso de potasio

Excesiva disponibilidad de K puede interferir con el consumo de Mg y calcium (Ca). Muy alta disponibilidad de K puede resultar en Mg o, en algunas ocasiones, Ca deficiencias [K15].

Análisis del Suelo

Análisis de Nitrato

Las muestras de suelo para evaluación de nitrato deben ser tomadas antes de la primera aplicación de N de la temporada, ya sea antes del trasplante o de la siembra, o antes de la primera aplicación durante el crecimiento del cultivo.

Los tomates tienen un sistema radicular que es relativamente poco profundo, con la mayoría de las raíces creciendo a una profundidad de 4 a 16 pulgadas [N3, N12]. Por lo tanto, las muestras son tomadas a profundidades de 1 a 2 pies.

Debido a la variabilidad del contenido de nitrato en el suelo, el muestreo debe ser hecho con mucho cuidado para conseguir una muestra representativa del campo (ver Sampling for Soil Nitrate Determination).

El análisis de suelo para nitratos mide la disponibilidad de N para la planta al momento del muestreo. Su nivel depende de una serie de factores (ver Factors Affecting Soil Nitrate Concentrations in Spring). Por lo tanto, el resultado es específico para cada campo y debe ser realizado cada año. El nitrato está disponible para las plantas en forma directa. El nitrato presente en la zona de raíces puede ser por consiguiente restado de los requerimientos de N del cultivo para determinar de manera más precisa la cantidad de fertilizante de N que se necesita aplicar. Contacte su asesor agrícola local para más información.

En un estudio patrocinado por FREP y llevado a cabo en varias localidades de California, cuando la concentración de nitrato-N previo a la aplicación de N en los primeros 2 pies del perfil fue mayor a 16 ppm en campos irrigados por surco, la respuesta en términos de rendimiento fue poco probable[ N10, N13]. Esta concentración corresponde aproximadamente a 115 lbs N/acre a una densidad aparente de 1.35 g/cm3.

Análisis de Tejidos

Análisis de Tejidos

Los análisis de tejidos generalmente no son tomados antes del inicio de floración porque la deficiencia de N es poco común antes de la floración [N5].

Los análisis foliares de hoja entregan una estimación más confiable del estatus nutricional del cultivo que el análisis de peciolo debido a que mide todas las formas de N y porque la concentración de N en las hojas cambia más lentamente que en los peciolos, lo cual hace que los resultados sean menos dependientes de la fecha exacta del muestreo [N4]. La cuarta hoja desde el punto de crecimiento es muestreada generalmente [N11, N14]. Para una muestra representativa, alrededor de 40 hojas deben ser colectadas. Las muestras deben ser puestas en una bolsa de papel limpia y secadas a una temperatura de 140-160 °F [N11].Para más información sobre protocolos de muestreo ver Plant Tissue Sampling.

Interpretación de resultados

Un equipo liderado por Tim Hartz [N6] condujo un estudio en más de 100 campos comerciales. Las concentraciones óptimas de nutrientes para tomates para procesado de alto rendimiento se entregan en la tabla anexa. Concentraciones foliares dentro de estos rangos pueden ser consideradas suficientes para ese determinado estado del cultivo; mientras más alejadas de estos rangos estén las concentraciones medias, más probable es que el N sea insuficiente o disponible en exceso[N5].

Concentración foliar de nutrientes óptima para tomates para procesado de alto rendimiento [N6] (Para convertir la concentración a %, divida el numero por 10).
Critical nutrient
                levels in tomato leaves

Pre-Siembra

Fertilización previa al Transplante

Las plantas de tomate toman menos del 30% de su N antes de la cuaja de la fruta [N2]. Por lo tanto, la mayoría del N previo al trasplante debe quedarse en la zona de las raíces por un periodo relativamente largo, antes que las plantas lo consuman. Esto incrementa el riesgo de lixiviación de N por debajo de la zona de raíces, especialmente en sistemas irrigados por surco. Considerando el nitrato residual del suelo, la necesidad de la aplicación de N pre-trasplante es a menudo mínima. Una aplicación iniciadora de N es probablemente más eficiente. Aplicaciones de niveles moderados de N antes o al momento del trasplante (30 lbs/acre max) y la aplicación del resto durante el crecimiento del cultivo minimiza el riesgo de pérdidas de N.

Iniciador

Nitrógeno Iniciador

Dosis

Hartz y sus colaborados [N7] reportaron dosis de aplicación de N al momento del trasplante en campos comerciales que fluctúaron entre 5 y 15 lbs/acre. Generalmente altas dosis iniciadoras de N no son necesarias, ya que la demanda de N es moderada antes del inicio de la cuaja de la fruta [N2].

Modo de aplicación

Para que las raíces que están creciendo tenga un fácil acceso al fertilizante iniciador, la mejor forma de aplicarlo es en una banda 1 a 2 pulgadas por debajo de la semilla. Fertilizante localizado 2 pulgadas al lado de la línea de semilla es menos eficiente. Para trasplantes, la localización del fertilizante iniciador es más profunda y puede ser movida un poco hacia el lado, así puede ser alcanzado por las raíces que crecen fuera de la bola de raíces [N15].

Tipo de fertilizante

Formulaciones que contiene N y P, tales como 10-34-0 son a menudo las más usadas [N15]. Mezclas iniciadoras que contengan N y P pueden asistir en la absorción de P llevando generando a un mejor desarrollo de reaices.

   Aplicado al Suelo        /

N Aplicado al Suelo

Dosis

En el caso del tomate para procesado regado por goteo, Hartz y Bottoms [N4] hallaron que una dosis por temporada de aproximadamente 175 lbs/acre es lo adecuado para maximizar el rendimiento de frutos en la mayoría de los suelos. Contacte su asesor agrícola local para más información.

Krusekopf y sus colaboradores [N10] llevaron a cabo un estudio en el Valle central en 10 campos regados por surcos. Respuesta a la fertilización con N se observó solo en cuatro campos. En los campos que respondieron, no se observaron incrementos significativos en rendimiento con aplicaciones en platabanda de dosis mayores a 100 lbs/acre. El N total disponible en estos campos, que incluye el nitrato-N de la aplicación pre-trasplante en los primeros 2 pies del perfil de suelo y el N aplicado, promedió 170 lbs/acre [N10]. Basado en este y otros estudios, la dosis recomendada de N por temporada para tomates regados por surco es 100-150 lbs N/acre [N8].

Modo de aplicación

Fertirrigación es el modo preferido de aplicación en sistemas con riego por goteo. Esta permite sincronizar la aplicación de N con la demanda de la planta.

Aplicación de N a tomates regados por surco o aspersores es comúnmente aplicada en bandas. Krusekopf y sus colaboradores [N10] reportaron aplicaciones de N a una profundidad de 6 pulgadas y a una distancia de 6 pulgadas de la línea de plantas.

Tipo de fertilizante

Las plantas de tomate pueden consumir amonio y nitrato. Estudios han demostrado que los tomates son sensibles a la nutrición con amonio, especialmente durante la floración y la iniciación del fruto, y cuando la intensidad lumínica es alta [N9]. Sin embargo, bajo las condiciones de los campos en California el amonio es rápidamente convertido a nitrato, por lo tanto la toxicidad por amonio no es una preocupación.

Momento de aplicación

La mayor parte del crecimiento de la planta y de la absorción de N en la temporada ocurre entre la fructificación temprana y los inicios de la etapa del fruto rojo [N1, N4]. Para una máxima efectividad, las aplicaciones y la fertirrigación de nitrógeno deben ser programadas de manera tal de mantener una adecuada fuente de N durante este periodo de alta demanda [N4].

La cantidad de N absorbido después del inicio de la etapa del fruto rojo es mínima debido a que la demanda de la fruta por N es satisfecha por su translocación desde hojas y tallos [N2, N4]. Por lo tanto es muy probable que el N aplicado después de que las primeras frutas se pongan rojas se quede en el suelo, quedando expuesto a ser lixiviado o desnitrificado durante el invierno.

Foliar

N Foliar

Para tomates irrigado por goteo, como el N puede ser aplicado durante toda la temporada para satisfacer la demanda, la aplicación foliar generalmente no es necesaria.

En tomate irrigados por surco, aplicaciones foliares de N generalmente son usadas para corregir insuficiencias de N a finales de la temporada cuando la aplicación en platabanda no es posible. Sin embargo, con un manejo adecuado de aplicaciones de N al suelo, el suplemento con N foliar generalmente no tiene beneficios en tomate para procesado [N15] .

Dosis / Modo de aplicación

Si la aplicación foliar de N es considerada necesaria, una solución relativamente diluida tiene que ser aplicada ya que el follaje del tomate tiene una relativamente baja tolerancia a la urea [N17]. Para prevenir el daño foliar se recomienda una concentración de urea-N de 4-6 lbs/100 galones de agua [N17]. Esto concuerda con Tan y sus colaboradores [N16], quienes no encontraron daños foliares con concentraciones de urea-N de 4.2 lbs/100 gallons de agua por acre, mientras que el doble de la concentración resultó en daño foliar. Con volúmenes de aplicación de 100 gallons de agua por acre, unas 5 lbs/acre de urea-N pueden ser aplicadas con una única aplicación foliar.

Tipo de fertilizante / Momento de aplicación

Para aplicaciones foliares, el riesgo de daño foliar es menor con urea que con soluciones de nitrato o amonio [N16].

Las industrias de fertilizantes recomiendan aplicaciones foliares de N en intervalos de 2 a 3 semanas con la primera aplicación a inicios de floración.

Análisis del Suelo

Análisis de Fosforo

Muestreo del Suelo

La planta de tomate tiene un sistema de raíces relativamente poco profundo, con la mayoría de las raíces ubicadas a una profundidad de 4 a 16 pulgadas [P6, P17]. Por lo tanto, las muestras de suelo son tomadas generalmente a una profundidad de 1 a 2 pies.

Las muestras de suelo son generalmente recogidas en otoño o primavera (ver Soil Test Sampling para instrucciones de muestreo). Para sistemas de riego por goteo localizado debajo de la superficie y que se ha mantenido ahí por varias temporadas, la disponibilidad de P alrededor de la cinta de goteo disminuye considerablemente. Es por esto que es importante muestrear la zona de mojado para una medición precisa de la fertilidad del suelo. [P7].

En California, la disponibilidad de P es determinada generalmente por medio de extracciones de muestras de suelo con una solución de bicarbonato (Olsen-P test). El test de Olsen-P funciona bien en suelos con pH mayores o iguales a 6.5. Consulte a su asesor agrícola local por un apropiado test para suelos con pH menores a 6.5.

Interpretación de resultados

Suelos con valores de Olsen-P mayores a 20 ppm tienen poca probabilidad de responder a aplicaciones de P, aunque una respuesta temprana de crecimiento a aplicaciones pre-trasplante y P iniciador puede ser observada [P12]. Para valores de Olsen-P entre 10 y 20 ppm, Hartz y Hanson [P9] recomendaron aplicar la cantidad de P removida por la cosecha de la fruta (ver tabla). Con un rendimiento de 50 ton/acre, aproximadamente 25-35 lbs P/acre son removidas con el tomate. [P3, P4, P9]. Para valores de Olsen-P menores a 10ppm, las dosis deben ser aumentadas para alcanzar la absorción total de las plantas, lo cual puede llegar 27-44 lbs P/acre [P3, P4, P9]. Análisis de suelo frecuentes indican si el sistema de fertilización de P es adecuado o no. A largo plazo los niveles de Olsen-P deben alcanzar y mantenerse en el rango óptimo de 10 a 20 ppm.

En suelos ácidos y alcalinos, la disponibilidad de P es notoriamente reducida. Bajo estas condiciones, es mejor incrementar la disponibilidad de P ajustando el pH, más que a través de aplicaciones de altas cantidades de fertilizantes fosforados.

Dosis de aplicaciones recomendadas para tomates para procesado de alto rendimiento (adaptado de [P9]) .
Interpretation of
                      soil test P levels
1) Una pequeña cantidad de fertilizante iniciador puede ser aplicada para promover crecimiento de raíces, especialmente cuando las temperaturas del suelo son bajas.

Análisis de Tejidos

Análisis de Tejidos

La concentración de nutrientes en la hoja entera es más confiable para medir el estatus nutricional del cultivo que la concentración en los peciolos [P7], debido a que la concentración de nutrientes en estos últimos puede variar muy rápido haciendo que estas sean totalmente dependientes de la época del muestreo [P8]. La cuarta hoja desde el punto de crecimiento es muestreada generalmente [P16, P18]. Para una muestra representativa, 40 hojas deben ser muestreadas de cada campo o unidad de manejo. Las muestras deben ser puestas en una bolsa limpia de papel y secadas a temperaturas de 140-160 °F [P16]. Para más información en los procedimientos de muestreo ver Plant Tissue Sampling.

Interpretación de resultados

La tabla adjunta da los rangos típicos de concentración de nutrientes de tomates para procesados de alto rendimiento. Los valores fueron obtenidos de una colección de más de 100 campos comerciales [P10]. Concentraciones de nutrientes en la hoja entre estos rangos pueden ser considerados suficientes para la etapa de crecimiento; mientras más alejadas de estos rangos las concentraciones medias estén, más probable es que los nutrientes sean deficientes o disponibles en exceso [P9]. Contacte a su asesor agrícola local para más información.

Concentración foliar de nutrientes óptima para tomates para procesado de alto rendimiento [P10] (Para convertir la concentración a %, divida el numero por 10).
Critical nutrient
                levels in tomato leaves

Pre-Siembra

Fertilización previa al Transplante

Dosis

La aplicación óptima de P depende de los análisis de suelo (ver tabla). Los valores en la tabla son una estimación de la dosis anual total incluyendo P aplicado en fechas posteriores, por ejemplo como fertilizante iniciador.

Dosis de P recomendadas para tomates para procesado de alto rendimiento (adaptado de [P9]).
Interpretation of
                      soil test P levels
1) Una pequeña cantidad de fertilizante iniciador puede ser aplicada para promover crecimiento de raíces, especialmente cuando las temperaturas del suelo son bajas.

Modo de aplicación

Independiente de las técnicas de riego utilizadas, la mayoría de las aplicaciones de P pre plantación son hechas en banda [P12, P19].

Tomates trasplantados lograron rendimientos mayores cuando el fertilizante de P fue aplicado en banda al momento del trasplante comparado con una aplicación al boleo [P2, P20].

En un estudio con tomate bajo siembra directa, Hipp demostró que aplicando super fosfato triple en banda fue más efectivo que la aplicación al boleo de este [P13]. La absorción de P fue mayor cuando fue aplicado en bandas a una profundidad de 2 pulgadas directamente debajo de la semilla o a no más de 1 pulgada hacia el costado [P13].

Tipo de fertilizante

Triple fosfato triple y otros tipos de fertilizantes solubles pueden ser usados.

Momento de aplicación

La aplicación previo al trasplante es mejor si se realiza en la primavera después de preparar las camas.

Iniciador

Fosforo Iniciador

En un estudio de campo con tomates para mercado fresco, Grunbinger y sus colaboradores (1993) encontraron que una aplicación de iniciación de 19.5 lbs P2O5/acre tuvo un efecto positivo en las concentraciones foliares de P y en el rendimiento total en suelos con bajos niveles de P que no recibieron ninguna aplicación de P pre trasplante [P5]. Sin embargo, no se obtuvieron beneficios de aplicaciones de fertilizantes de iniciación en suelos con bajo P residual que fueron fertilizados con altas cantidades de P. Por lo tanto, en campos con altos niveles P (ver soil test), P iniciador podría no aumentar el rendimiento.

Para la producción de plántulas en invernadero es una práctica común retener la fertilización con P para controlar la altura y la tasa de crecimiento de la plántula. Al momento de la entrega al campo las plántulas pueden estar deficientes en P. Incluso si van a ser trasplantadas en campos con altos niveles de P en el suelo, una aplicación pre trasplante o P iniciador al momento del trasplante es recomendable [P9].

Dosis

Hartz y sus colaboradores reportaron dosis de aplicaciones de P al momento del trasplante en campos comerciales que varían entre 18 y 41 lbs P2O5 /acre [P11]. Comuníquese con su asesor agrícola local para más información.

Modo de aplicación

Para que las raíces que están creciendo tengan fácil acceso, la mejor forma de aplicar los fertilizantes de iniciación es en bandas 1 a 2 pulgadas por debajo de la semilla. Fertilizante localizado 2 pulgadas al lado de la línea de semillas es menos eficiente [P19]. Para trasplantes, la localización del fertilizante de iniciación es más profunda y puede ser hecha con un pequeño desplazamiento al costado para que pueda ser alcanzado por raíces que crecen fuera de la bola de raíces [P19].

Sin embargo cuando la concentración de fertilizante excede los 2 galones por 100 galones de solución, la aplicación muy cercana a la semilla o al trasplante puede tener un efecto tóxico [P21].

Tipo de fertilizante

Soluciones que contengan N y P, tales como una solución 10-34-0, son comúnmente aplicadas usando 400 galones de agua por acre [P19].

Aplicado al Suelo

Aplicación de P entre Hileras

Con una aplicación adecuada de P pre trasplante o al momento del trasplante, es poco probable que una aplicación durante la temporada sea necesaria [P12].

Aunque fertilizantes de P pueden ser aplicados a través del riego por goteo (con las medidas de precaución adecuadas para evitar la precipitación de químicos), fertirrigación no es la mejor manera de aplicar P. Normalmente, el suministro de P es más limitante temprano en la temporada, cuando el suelo es más frio y el sistema radical del cultivo es todavía pequeño. Por esta razón, P es aplicado generalmente pre trasplante o al momento del trasplante. [P9].

Foliar

Fosforo Foliar

Fosforo es aplicado la mayoría de las veces previo al trasplante o como fertilizante iniciador. Aplicaciones foliares como suplemento han demostrado tener muy bajo beneficio económico e impacto en la producción de tomate para procesado [P19].

Análisis del Suelo

Análisis de Potasio

Muestreo del Suelo

Los tomates tiene un sistema radicular relativamente poco profundo. Aunque algunas raíces pueden ser encontradas en profundidades mayores a 3 pies [K13], la densidad de raíces bajo las 16 pulgadas ya sea en condiciones de riego por goteo en la superficie o por debajo de la superficie, es muy baja [K19]. Hammanmi y Daghari también encontraron que el 85% de las raíces estaba en los 4 y los 16 pulgadas de profundidad en plantas de tomate justo antes de la cosecha en campos con riego por goteo superficial, mientras que menos del 5% de las raíces estaba por debajo de las 16 pulgadas [K3]. Por lo tanto, para la determinación del K intercambiable, solo los primeros dos pies del perfil del suelo son generalmente muestreados. Las muestras son tomadas en primavera (ver Soil Test Sampling para instrucciones). La cantidad de K intercambiable en el suelo es determinado en extractos de acetato de amonio.

Para sistemas de riego por goteo bajo la superficie que llevan años instalados, la disponibilidad de nutrientes en la zona alrededor de la cinta de riego puede diferir considerablemente con la que hay en el resto del suelo. Es importante muestrear la zona de mojado alrededor de la cinta para una determinación exacta de la fertilidad del suelo. [K5] .

Límites de Disponibilidad de K

El nivel de K que es considerado adecuado es específico para la producción, y depende de la textura del suelo, del sistema de riego, y de si el tomate va a ser pelado, picado en cubos o usado para pasta. La disponibilidad de potasio afecta el rendimiento del tomate como la calidad de la fruta. Los parámetros de calidad evaluados dependen del uso que se le dará a la fruta. Para la producción de pasta, solidos solubles y el color de la mezcla del producto son los atributos de calidad principales. Para productos que usan fruta pelada o cortada en cubos, la uniformidad del color es lo importante. Los trastornos de color denominados hombros amarillos y tejido blanco interior son dos importantes medidas de calidad para estos frutos [K8, K10].

Bajo riego por goteo, los rendimientos esperados son mayores y la zona de raíces es más limitada. Por estas razones, un nivel mayor de K disponible debe ser utilizado comparado con riego tradicional, especialmente cuando el campo tenga un historial de problemas de coloración de fruta o niveles bajos de concentración de K en la hoja durante la fructificación [K12, K5].

Interpretación de resultados

Un nivel de K intercambiable de 135 ppm es generalmente suficiente para máximo rendimiento y alta calidad de fruta para producción de pasta. Para uso de fruta pelada o picada en cubos, el nivel de K intercambiable debe ser más alto para alcanzar las medidas de calidad [K10, K11]. Un suministro adecuado de K puede reducir los trastornos de color de la fruta, pero no puede eliminar su ocurrencia definitiva. La aplicación de una mayor cantidad de K a campos usados para producir tomates para productos de fruta pelada es económicamente favorable solo cuando un valor "Premium" significativo es pagado por el aumento de calidad de la fruta para pelado [K10, K11].


Límites de K intercambiable para diferentes sistemas de producción (basado en [K4, K5, K10, K11]). Interpretation of
                      soil K concentrations

El consumo de potasio también depende de factores que afectan la densidad de raíces, tales como propiedades físicas del suelo y de manejo del cultivo [K10]. Niveles muy altos de magnesio (Mg) disponible pueden inducir trastornos de color, incluso cuando los niveles de K son suficientes. Hartz y sus colaboradores (1999) recomiendan que el índice K√ Mg  (ambos expresados en cmol/kg) debe estar sobre 0.25 para la producción de frutos destinados a productos pelados o picados en cubos [K10].

Análisis de Tejidos

Análisis de Tejidos

La concentración de nutrientes en la hoja entera es más confiable para medir el estatus nutricional del cultivo que la concentración en los peciolos [K5], debido a que la concentración de nutrientes en estos ultimos puede variar muy rápido, haciendo que estas sean totalmente dependientes de la época del muestreo [K6]. La cuarta hoja desde el punto de crecimiento es muestreada generalmente [K17, K20]. Para una muestra representativa, 40 hojas deben ser muestreadas de cada campo o unidad manejo. Las muestras deben ser puestas en una bolsa limpia de papel y secadas a temperaturas de 140-160 °F [K17]. Para más información en los procedimientos de muestreo ver Plant Tissue Sampling.

La tabla adjunta entrega los rangos típicos de concentración de nutrientes de tomates para procesados de alto rendimiento. Los valores fueron obtenidos de una colección de más de 100 campos comerciales [K9]. Concentraciones de nutrientes en la hoja entre estos rangos pueden ser considerados suficientes para la etapa de crecimiento; mientras más alejadas de estos rangos las concentraciones medias estén, más probable es que los nutrientes sean deficientes o disponibles en exceso [K7].

Concentración foliar de nutrientes óptima para tomates para procesado de alto rendimiento [K9] (Para convertir la concentración a %, divida el número por 10).Critical nutrient
                levels in tomato leaves

Pre-Siembra

Fertilización previa al Transplante

Dosis

La dosis de aplicación óptima depende de los valores obtenidos en los análisis de suelo. El adecuado nivel de K en el suelo por lo tanto depende del consumo de los tomates así como del sistema de riego. La disponibilidad de K afecta el rendimiento como la calidad de la fruta. Cuando el análisis de suelo sugiere una insuficiente cantidad de K disponible, el potasio aplicado debe idealmente reponer la cantidad de K extraído del campo por los tomates cosechados, esto debido a que dosis de aplicación menores a estas reducen el suministro de K del suelo a largo plazo. Entre 220 y 330 lbs K2O/acre son removidas con la fruta cosechada si consideramos un rendimiento de 45 tons/acre y una concentración de K en los tomates que varía entre 4 a 6 lbs/ton [K7]. Sin embargo, los retornos económicos más altos en el cultivo actual pueden ser alcanzados con 100 lbs K2O/acre, debido a que el incremento en rendimiento se vuelve más pequeño con cada libra adicional de K aplicada después de este límite [K7]. Zhang y sus colaboradores[K24] reportaron que el rendimiento comercial de tomate para procesado bajo riego por goteo con un nivel de rendimiento mayor a 50 tons/acre no aumentó cuando la dosis de aplicación de K superaba las 210 lbs K2O/acre. Contacte su asesor agrícola local para más información.

Si los valores de K son muy bajos en los análisis, las dosis de fertilización pueden ser aumentadas. Para aumentar en 50 ppm niveles intercambiables muy bajos de K en el primer pie del perfil del suelo, unas 220 lbs K2O/acre son necesarias, asumiendo que nada del K aplicado es fijado o lixiviado. Para cultivos en suelos que fijan K, dosis más grandes pueden ser necesarias (ver Potassium Fixation in the San Joaquin Valley).

En suelos que fijan K, la optimización del tiempo de aplicación y el modo de aplicación pueden tener un efecto más importante en rendimiento y en la calidad de la fruta que el aumento en la dosis de aplicación.

Modo de aplicación

Aplicaciones previas al trasplante pueden ser hechas al boleo o en bandas en el hombro de las camas a una profundidad de 6 a 8 pulgadas. Como el sistema radical del tomate está localizado mayoritariamente a una profundidad de 4 a 16 pulgadas, es importante incorporar el fertilizante. En suelos con un potencial de fijación alto, una aplicación en bandas a una profundidad de 6 a 8 pulgadas es más eficiente que una aplicación al boleo, debido a que el contacto con los minerales del suelo es reducido.

Tipo de fertilizante

Los tomates son moderadamente sensibles al cloro y a la sal [K18, K21]. Sulfato de potasio es preferido sobre cloruro de potasio. Sin embargo, cloruro de potasio puede ser usado si es aplicado antes del comienzo del crecimiento vegetativo [K16]. Csizinszky [K2] mostro que aplicaciones de KCl or K2SO4 de hasta 280 lbs K2O/acre dos semanas antes del trasplante de las plántulas de tomate, no presentaron diferencia en rendimiento. Con una dosis de 315 lbs K/acre, K2SO4 tiende a ser superior, sin embargo, la diferencia no fue estadísticamente significativa [K2]. Los fertilizantes fueron aplicados en bandas a 12 pulgadas de donde las plántulas fueron plantadas.

Momento de aplicación

En tomates con riego por goteo, el K es generalmente aplicado durante la temporada de crecimiento por fertirriego.

En tomates con riego por surco, el K la mayoría de las veces es aplicado previo al trasplante. En suelos arenosos con una capacidad de intercambio catiónico baja, repetidas aplicaciones durante el año pueden ser requeridas debido a que el K puede ser lixiviado. Aplicaciones en distintos momentos de la temporada también pueden ser beneficiosas en suelos que tiendan a fijar K.

Iniciador

Potasio Iniciador

El potasio es generalmente aplicado previo al trasplante, o fertirrigado durante la temporada de crecimiento [K22]. Fertilizantes iniciadores por lo general contienen N y P pero no K.

Aplicado al Suelo

Aplicación de K entre Hileras

Dosis

Cuando los resultados de los análisis de suelo sugieren una insuficiente disponibilidad de K, el potasio aplicado debe reponer la cantidad de K extraído del campo por los tomates cosechados lo cual puede variar entre 220 y 330 lbs K2O/acre (Para una discusión más detallada vea Fertilización pre trasplante). Sin embargo, los retornos económicos más altos en el cultivo actual pueden ser alcanzados con 100 lbs K2O/acre, debido a que el incremento en rendimiento se vuelve más pequeño con cada libra adicional de K aplicada después de este límite [K7].

Si valores de K son muy bajos en los análisis de suelo las dosis de fertilización pueden ser aumentadas. Sin embargo, en suelos que fijan K la optimización del momento de aplicación y el modo de aplicación pueden tener un efecto más importante en rendimiento y calidad de la fruta que el aumento en la dosis de aplicación.

Modo de aplicación

En campos con riego por goteo, un equipo liderado por Tim Hartz no encontró diferencia significativas en rendimiento y calidad de fruta entre un tratamiento de fertirrigación continua con 100 ppm K, y uno con inyecciones semanales de 40 lbs K/acre durante 5 semanas [K12]. En los dos tratamientos un total de 200 lbs K/acre fueron aplicados durante las 4 primeras semanas después de la fructificación. Los dos tratamientos tendieron a ser superiores a un tratamiento de aplicación de K pre trasplante.

Para tomates irrigados por surcos en suelos que tienden a fijar K una aplicación de K en banda entre hileras puede ser más efectiva que una aplicación pre trasplante [K22]. Los fertilizantes deben ser aplicados debajo de la superficie seca del suelo, ya que la movilidad del K en el suelo es limitada y la planta tiene un acceso restringido a K en la superficie seca del suelo [K22]. Los fertilizantes deben ser aplicados debajo de la superficie seca del suelo, ya que la movilidad del K en el suelo es limitada y la planta tiene un acceso restringido a K en la superficie seca del suelo [K14].

Tipo de fertilizante

Los tomates son moderadamente sensitivos al cloro y la sal [K18, K21]. Considerando las cantidades que se añaden generalmente durante la temporada, efectos producidos por cloro o sal son poco probables en suelos que no tienes problemas de sales.

Sulfato de potasio tiene una baja solubilidad, limitando su uso en fertirrigación [K1].

Momento de aplicación

El consumo del nutriente es lento hasta que la fructificación comienza y la demanda del cultivo puede generalmente ser cubierta por el K disponible en le suelo [K7]. Desde el comienzo de la fructificación hasta el comienzo de la maduración, el consumo del nutriente es alto y a una tasa relativamente constante. Por lo tanto, fertilización entre hileras debe ser aplicada antes del inicio de la fructificación, desde antes de la floración hasta los inicios de la floración [K22].

La fertirrigación es más importante entre el inicio de la fructificación y la maduración de la fruta que en cualquier otro momento [K12].

La absorción de nutrientes disminuye en las últimas 4-6 semanas antes de la cosecha debido a que la fruta extrae los nutrientes del resto de la planta; en la mayoría de los casos es innecesario aplicar fertilizantes en este periodo final, excepto cuando la calidad de la fruta es una preocupación [K5, K12].

Foliar

K Foliar

La disponibilidad de datos relacionados a los efectos de las aplicaciones foliares de K en tomate es limitada. Hartz y sus colaboradores reportaron que con la utilización de K2SO4 en aplicaciones semanales de 6.4 lbs K/acre aplicados con 16 gallones/acre comenzando en la fructificación [K12]. En campos con niveles de K intercambiable de 0.85 cmol/kg (=300 ppm), las aplicaciones foliares no tuvieron efecto en el rendimiento o en el color del fruto comparado con el control que no fue fertilizado [K12].

Bajo riego por goteo, la necesidad por K foliar es aún más reducida que bajo riego por surco.

Agradecimientos

Contenido y diseño de página web:

  • Daniel Geisseler, Ph.D.; Post Doctoral Scientist; Department of Land, Air and Water Resources, University of California, Davis

Traducción desde el Ingles:

  • Sebastian Castro, M.S. Horticulture and Agronomy; Department of Plant Sciences, University of California, Davis

Críticos:

  • Timothy K. Hartz, Ph.D.; Extension Specialist/Agronomist; Department of Plant Sciences, University of California, Davis
  • Gene Miyao; Farm Advisor; University of California Cooperative Extension Yolo, Solano & Sacramento Counties
  • William R. Horwath, Ph.D.; Professor of Soil Biogeochemistry and James G. Boswell Endowed Chair in Soil Science; Department of Land, Air and Water Resources, University of California, Davis

Apoyo:

  • Patricia Lazicki; Department of Land, Air and Water Resources, University of California, Davis
  • Asif Maan, Ph.D.; Branch Chief Feed, Fertilizer, and Livestock Drugs Regulatory Services, California Department of Food and Agriculture
  • Amrith Gunasekara, Ph.D.; Science Advisor to the Secretary; California Department of Food and Agriculture
  • Erika Lewis; Fertilizer Reserach and Education Program, California Department of Food and Agriculture

Ultima actualización: Marzo, 2015

Información adicional:

  1. Tomato Production in California
    (Historic Background, Production Statistics)
  2. FREP Database
Inicio de la pagina

Referencias:


Nitrógeno

  1. de C. Carmello, Q.A., Anti G.R., 2006. Accumulation of nutrients and growth of processing tomato. Acta Horticulturae 724, 85-90.Elia, A., Conversa, G., 2012. Agronomic and physiological responses of a tomato crop to nitrogen input. European Journal of Agronomy 40, 64-74.
  2. Elia, A., Conversa, G., 2012. Agronomic and physiological responses of a tomato crop to nitrogen input. European Journal of Agronomy 40, 64-74.
  3. Hammami, M., Daghari, H., 2007. Tomato root's distribution and water uptake: contribution for trickle irrigation management. Acta Horticulturae 758, 227-234.
  4. Hartz, T.K, Bottoms, T.G., 2009. Nitrogen requirements of drip-irrigated processing tomatoes. HortScience 44, 1988-1993.
  5. Hartz, T.K., Hanson, B., 2009. Drip irrigation and fertigation management of processing tomato . University of California Vegetable Research and Information Center.
  6. Hartz, T.K., Miyao, E.M, Valencia, J.G., 1998. DRIS evaluation of the nutritional status of processing tomato. HortScience 33, 830-832.
  7. Hartz, T.K., Giannini, C., Miyao, E.M., Valencia, J.G., 2002. Divergent transplant production practices produce comparable growth, yield, and quality of processing tomatoes. HortScience 37, 296-299.
  8. Hartz, T.K., Miyao, G., Mickler, J., LeStrange, M., Stoddard, S., Nunez, J., Aegerter B., 2008. Processing tomato production in California. University of California Publication 7228.
  9. Jones Jr., J.B., 2008. Tomato Plant Culture in the Field, Greenhouse and Home Garden. CRC Press, Boca Raton, FL.
  10. Krueskopf, H.H., Mitchell, J.P., Hartz, T.K., May, D.M., Miyao, E.M., Cahn, M.D., 2002. Presidedress soil nitrate testing identifies processing tomato fields not requiring sidedress N fertilizer. HortScience 37, 520-524.
  11. Lorenz, O.A., Tyler, K.B., 1976. Plant tissue analysis of vegetable crops. In: Reisenauer, H.M. (Ed.). Soil and Plant-Tissue Testing in California. University of California, Division of Agricultural Sciences, Bulletin 1879. pp. 24-29.
  12. Machado, R.M.A., Oliveira, M.R.G., 2005. Tomato root distribution, yield and fruit quality under different subsurface drip irrigation regimes and depths. Irrigation Science 24, 15-24.
  13. May, D., Mitchell, J., 2001. Soil testing to optimize nitrogen management for processing tomatoes. FREP Final Report.
  14. Maynard, D.N., Hochmuth, G.J., 2007. Knott's Handbook for Vegetable Growers. John Wiley & Sons, Inc., Hoboken, NJ.
  15. Miyao, G., 2002. Fertilizer guidelines for processing tomatoes. Vegetable Crop Facts Merced and Madera County.
  16. Tan, X.W., Ikeda, H., Oda, M., 1999. Absorption, translocation, and assimilation of foliar-applied urea compared with nitrate and ammonium in tomato plants. Soil Science and Plant Nutrition 45, 609-616.
  17. Wittwer, S.H., Bukavac, M.J., Tuckey, H.B., 1963. Advances in foliar feeding of plant nutrients. In: McVickar, M.H., Bridger, G.L., Nelson, L.B. (Eds.). Fertilizer Technology and Usage. Soil Science Society of America, Madison, WI. pp. 429-455.
  18. Wilcox, G.E., 1993. Tomato. In: Bennett, W.F. (Ed.). Nutrient Deficiencies and Toxicities in Crop Plants. APS Press, St. Paul, MN. pp. 137-141.
Inicio de la página

Fosforo

  1. Bergmann, W., 1992. Nutritional Disorders of Plants: Development, Visual and Analytical Diagnosis. Gustav Fischer Verlag, New York.
  2. Blatt, C.R., McRae, K.B., 1986. Effect of irrigation and nitrogen, phosphorus and potassium rate and placement on tomato fruit yield and size. Canadian Journal of Soil Science 66, 653-660.
  3. Chrsitou, M., Dumas, Y., Dimirkou, A., Vassiliou, Z., 1999. Nutrient uptake by processing tomato in Greece. Acta Horticulturae 487, 219-223.
  4. de C. Carmello, Q.A., Anti G.R., 2006. Accumulation of nutrients and growth of processing tomato. Acta Horticulturae 724, 85-90.
  5. Grubinger, V.P., Minotti, P.L., Wien, H.C., Turneti A.D., 1993. Tomato response to starter fertilizer, polyethylene mulch, and level of soil phosphorus. Journal of the American Society for Horticultural Science 118, 212-216.
  6. Hammami, M., Daghari, H., 2007. Tomato root's distribution and water uptake: contribution for trickle irrigation management. Acta Horticulturae 758, 227-234.
  7. Hartz, T., 2008. Efficient fertigation management for drip-irrigated processing tomatoes. UCCE Vegetable Notes Fresno, Tulare and Kings Counties 4, 2-3.
  8. Hartz, T.K, Bottoms, T.G., 2009. Nitrogen requirements of drip-irrigated processing tomatoes. HortScience 44, 1988-1993.
  9. Hartz, T.K., Hanson, B., 2009. Drip irrigation and fertigation management of processing tomato . University of California Vegetable Research and Information Center.
  10. Hartz, T.K., Miyao, E.M, Valencia, J.G., 1998. DRIS evaluation of the nutritional status of processing tomato. HortScience 33, 830-832.
  11. Hartz, T.K., Giannini, C., Miyao, E.M., Valencia, J.G., 2002. Divergent transplant production practices produce comparable growth, yield, and quality of processing tomatoes. HortScience 37, 296-299.
  12. Hartz, T.K., Miyao, G., Mickler, J., LeStrange, M., Stoddard, S., Nunez, J., Aegerter B., 2008. Processing tomato production in California. University of California Publication 7228.
  13. Hipp, B.W., 1970. Phosphorus requirements for tomatoes as influenced by placement. Agronomy Journal 62, 203-206.
  14. Jones Jr., J.B., 1998. Phosphorus toxicity in tomato plants: when and how does it occur? Communications in Soil Science and Plant Analysis 29, 1779-1784.
  15. Jones Jr., J.B., 2008. Tomato Plant Culture in the Field, Greenhouse and Home Garden. CRC Press, Boca Raton, FL.
  16. Lorenz, O.A., Tyler, K.B., 1976. Plant tissue analysis of vegetable crops. In: Reisenauer, H.M. (Ed.). Soil and Plant-Tissue Testing in California. University of California, Division of Agricultural Sciences, Bulletin 1879. pp. 24-29.
  17. Machado, R.M.A., Oliveira, M.R.G., 2005. Tomato root distribution, yield and fruit quality under different subsurface drip irrigation regimes and depths. Irrigation Science 24, 15-24.
  18. Maynard, D.N., Hochmuth, G.J., 2007. Knott's Handbook for Vegetable Growers. John Wiley & Sons, Inc., Hoboken, NJ.
  19. Miyao, G., 2002. Fertilizer guidelines for processing tomatoes. Vegetable Crop Facts Merced and Madera County .
  20. Mortley, D.G., Smith, C.B., Demchak, K.T., 1991. Fertilizer placement affects growth, fruit yield, and elemental concentrations and contents of tomato plants. Journal of the American Society for Horticultural Science 116, 659-662.
  21. UC IPM (University of California Statewide Integrated Pest Management Program), 2011. Fertilization. In: University of California Agriculture and Natural Resources (Ed.). Pest Management Guidelines: Tomato. Publication 3470. pp. 5-7.
  22. Wilcox, G.E., 1993. Tomato. In: Bennett, W.F. (Ed.). Nutrient Deficiencies and Toxicities in Crop Plants. APS Press, St. Paul, MN. pp. 137-141.
Inicio de la página

Potasio

  1. California Plant Health Association, 2002. Western Fertilizer Handbook 9th edition. Interstate Publishers, Inc.
  2. Csizinszky, A., 1999. Yield response of polyethylene mulched tomato to potassium source and rate on sand, Journal of Plant Nutrition 22, 669-678.
  3. Hammami, M., Daghari, H., 2007. Tomato root's distribution and water uptake: contribution for trickle irrigation management. Acta Horticulturae 758, 227-234.
  4. Hartz, T., 2002. Potassium requirements for processing tomatoes. Vegetable Crop Facts Merced and Madera County .
  5. Hartz, T., 2008. Efficient fertigation management for drip-irrigated processing tomatoes. UCCE Vegetable Notes Fresno, Tulare and Kings Counties 4, 2-3.
  6. Hartz, T.K, Bottoms, T.G., 2009. Nitrogen requirements of drip-irrigated processing tomatoes. HortScience 44, 1988-1993.
  7. Hartz, T.K., Hanson, B., 2009. Drip irrigation and fertigation management of processing tomato . University of California Vegetable Research and Information Center.
  8. Hartz, T., Miyao, E.M., 2005. Potassium fertility management for optimum tomato yield and fruit color. FREP Final Report.
  9. Hartz, T.K., Miyao, E.M, Valencia, J.G., 1998. DRIS evaluation of the nutritional status of processing tomato. HortScience 33, 830-832.
  10. Hartz, T.K., Miyao, E.M., Mullen, R.J., Cahn, M.D., Valencia, J., Brittan, K.L., 1999. Potassium requirements for maximum yield and fruit quality of processing tomato. Journal of the American Society for Horticultural Science 124, 199-204.
  11. Hartz, T.K., Miyao, E.M., Mullen, R.J., Cahn, M.D., 2001. Potassium fertilization effects on processing tomato yield and fruit quality. Acta Horticulturae 542, 127-133.
  12. Hartz, T.K., Johnstone, P.R., Francis, D.M., Miyao, E.M., 2005. Processing tomato yield and fruit quality improved with potassium fertigation. HortScience 40, 1862-1867.
  13. Jackson, L.E., Bloom, A.J., 1990. Root distribution in relation to soil nitrogen availability in field-grown tomatoes. Plant and Soil 128, 115-126.
  14. Johnson Hake, S., Hake K.D., Kerby T.A., 1996. Prebloom decisions. In: Hake, S.J., Kerby T.A., Hake, K.D. (Eds.). Cotton Production Manual. University of California, Division of Agriculture and Natural Resources, Publication 3352. pp. 29-50.
  15. Jones Jr., J.B., 2008. Tomato Plant Culture in the Field, Greenhouse and Home Garden. CRC Press, Boca Raton, FL.
  16. K+S KALI GmbH. Chloride tolerance of various crops.
  17. Lorenz, O.A., Tyler, K.B., 1976. Plant tissue analysis of vegetable crops. In: Reisenauer, H.M. (Ed.). Soil and Plant-Tissue Testing in California. University of California, Division of Agricultural Sciences, Bulletin 1879. pp. 24-29.
  18. Maas, E.V., 1990. Crop salt tolerance. In: Tanji, K.K. (Ed.). Agricultural Salinity Assessment and Management Manual. ASCE, New York. pp. 262-304.
  19. Machado, R.M.A., Oliveira, M.R.G., 2005. Tomato root distribution, yield and fruit quality under different subsurface drip irrigation regimes and depths. Irrigation Science 24, 15-24.
  20. Maynard, D.N., Hochmuth, G.J., 2007. Knott's Handbook for Vegetable Growers. John Wiley & Sons, Inc., Hoboken, NJ.
  21. Tanji, K.K., Kielen, N.C., 2002. Agricultural Drainage Water Management in Arid and Semi-Arid Areas. FAO Irrigation and Drainage Paper 61. FAO, Rome.
  22. UC IPM (University of California Statewide Integrated Pest Management Program), 2011. Fertilization. In: University of California Agriculture and Natural Resources (Ed.). Pest Management Guidelines: Tomato. Publication 3470. pp. 5-7.
  23. Wilcox, G.E., 1993. Tomato. In: Bennett, W.F. (Ed.). Nutrient Deficiencies and Toxicities in Crop Plants. APS Press, St. Paul, MN. pp. 137-141.
  24. Zhang, T.Q., Tan C.S., Liu K., 2009. Phosphorus and potassium application to processing tomatoes grown with drip irrigation. Acta Horticulturae 823, 97-102.
Inicio de la página